5 de octubre: Día de Las y Los Docentes

4 - octubre - 2022 Centros | Maestros | STEs

Celebrado anualmente el 5 de octubre desde 1994, el Día mundial de las y los docentes conmemora el aniversario de la suscripción de la Recomendación de la OIT y la UNESCO relativa a la Situación del Personal Docente (1966). Esta Recomendación establece criterios de referencia en cuanto a los derechos y
responsabilidades del personal docente y normas para su formación inicial y perfeccionamiento, la contratación, el empleo, y las condiciones de enseñanza y aprendizaje.
La UNESCO cifra en 69 millones el déficit de docentes a nivel mundial. La escasez de es más aguda en África y el sur de Asia, donde las cifras de matriculación se están disparando como consecuencia del cambio demográfico y de los esfuerzos por promover una mayor igualdad, lo que significa que más niñas y mujeres cursan estudios y, cada vez más, en niveles superiores. Además, la profesión tiene dificultades para atraer, reclutar y retener a nuevos talentos, ya que sufre un estatus bastante bajo y una posición social que no se corresponde con la importancia que se le debe dar. En resumen, a nivel mundial el número de docentes es insuficiente, las aulas están superpobladas y el personal se encuentra sobrecargado de trabajo, desmotivado y sin apoyo.
En el Estado español, según un reciente artículo de eldiario.es (2 de octubre de 2022), la educación no ha conseguido recuperarse de los recortes que el PP impuso mediante la aprobación del Real Decreto 14/2012 de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo que auspició el exministro José Ignacio Wert y firmó Mariano Rajoy. Subieron las ratios alumnado/aula, se aumentó las horas lectivas del profesorado -lo que implicó la reducción de contrataciones-, se congelaron los sueldos, se dejaron de cubrir las jubilaciones, se impuso un periodo de 10 días para poder sustituir las bajas; se paralizaron oposiciones y se esquilmó la red de formación, cerrando centros de profesorado y recursos; y
emergió la necesidad imperiosa de innovar. Citando a Rosa Cañadell (Cañadell, Corominas y Hirtt, 2020, p.121) “No deja de ser curioso que en un momento en el que el gasto destinado a educación disminuyó de manera exponencial hasta situarnos a la cola de la Unión Europea, se promocionara la idea de que no hay que invertir más, sino cambiar las metodologías para mejorar la educación, y de que si en nuestro país la educación no funciona como sería deseable es por culpa de la falta de formación del profesorado (cuya red esquilmaron) y de unas metodologías no apropiadas para la sociedad del siglo XXI. Y así acallar las posibles protestas contra los recortes en los presupuestos educativos”.
Paralelamente se ha ido devaluando el prestigio de la profesión docente – justo cuando las mujeres son mayoría, también, en las enseñanzas medias-, así como el valor de los contenidos -justo cuando se exige la visibilización de las mujeres en las diferentes ramas del saber a lo largo de la historia-. Parece ser que ahora lo más importante es entrenar competencias y emplear soportes y aplicaciones informáticas: innovar. Innovar el qué ¿Acaso ya hemos conseguido la igualdad de oportunidades, la emancipación individual y colectiva, ya hemos erradicado el machismo, el racismo, la injusticia social, el agotamiento del planeta?
Desde la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical seguimos luchando por la escuela pública como objetivo políticamente prioritario, por la dignificación y el prestigio de la profesión docente y por la coeducación como única forma de enseñar al alumnado, las personas que van cambiar la sociedad, una ciudadanía verdaderamente democrática.