Que todos los jóvenes y una sustancial proporción de los adultos tengan competencias de lectura, escritura y aritmética es una de las metas cuantitativas que expresa un compromiso con la universalización de la educación básica para todos en 2030. El objetivo es que todos los jóvenes y una considerable parte de los adultos alcancen los niveles adecuados de alfabetización y competencias en aritmética que equivalgan a los niveles de conocimientos obtenidos al terminar la educación básica.
Aunque desde los pasados Objetivos del Milenio se ha alfabetizado a gran parte de jóvenes y adultos aún debemos afrontar importantes retos. Según los últimos datos publicados por la UNESCO en 2016, la tasa global de alfabetización fue del 85%, lo que representa que 758 millones de adultos carecen de alfabetización. Entre los jóvenes la tasa de alfabetización fue del 91%, lo que significa que aproximadamente 114 millones de jóvenes carecen de habilidades de alfabetización. En Asia meridional el 84% de los jóvenes están alfabetizados frente al 68% de las personas adultas, en África del Norte el 91% frente al 75% y en África subsahariana el 71% frente al 60%, siendo la República Centroafricana, Burkina Faso o Benín algunos de los países con peores tasas de alfabetización.
Para lograr las competencias de lectura, escritura y aritmética entre jóvenes y adultos debemos ampliar la perspectiva en su marco analítico. La alfabetización es un proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida: nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para aprender competencias en lectoescritura y aritmética. Es un proceso que dura toda la vida y guarda una gran relación con las actividades económicas, sociales y culturales que las personas desean o necesitan realizar en sus vidas diarias. La alfabetización debe formar parte de un conjunto de reformas educativas que promuevan el desarrollo de sistemas de aprendizaje y que adopten una planificación a largo plazo.
Swavis Nzeyimana, de 22 años, que asiste a clases de alfabetización básica en Tanzania junto al Servicio Jesuita a Refugiados, relata: “Ahora que he aprendido a leer y escribir, me siento más fuerte y más independiente y mi marido muestra más respeto hacia mí (…) He aprendido a calcular, puedo ver el beneficio cuando voy al mercado. Antes, estoy segura de que los comerciantes me solían engañar aprovechándose de mi ignorancia.’’
Apostar por la sexta meta del Objetivos de Desarrollo Sostenible 4 implica dotar a parte de la población de unas habilidades que les permitirán tener vidas más sanas, acceder al mercado laboral, ser incluidos socialmente y reducir la pobreza. Es totalmente necesario que todos los jóvenes sepan leer, escribir y aritmética para que puedan desarrollarse de una forma integral. Por ello, demostramos en la Semana de Acción Mundial por la Educación, la importancia de seguir el camino hacia la sexta meta del ODS4.