Escuela Pública y Laica. 9 de diciembre, día internacional del laicismo y la libertad de conciencia

9 - diciembre - 2020 Laicismo

El 9 de diciembre se celebra el día internacional del laicismo y la libertad de conciencia. Tal día de 1905 se proclamó en Francia la Ley de separación del Estado de las religiones. El siglo anterior, en la década de los 80, Jules Ferry, ministro de instrucción pública, había ya instituido la educación primaria obligatoria, gratuita y laica, iniciando un imparable proceso de secularización de la escuela francesa.

Desgraciadamente, en España estamos lejos de poder decir lo mismo. Salvo el período republicano, truncado por el golpe de estado bendecido por la Iglesia católica, el Estado español ha sido tradicionalmente confesional. En la actualidad, y pese a una constitución que se declara aconfesional, la Iglesia católica sigue conservando una posición de privilegio y dominio impensables en un Estado democrático. Basta ver su estatus en el sistema educativo. Actualmente, la materia de religión se imparte en todas las etapas no universitarias y su nota tiene el mismo valor que el de una materia científica; aunque la decepcionante LOMLOE eliminará su rango evaluativo, el resto seguirá igual: profesorado sin otro proceso de selección que el nombramiento ad libitum del obispo de turno será pagado por el Estado para predicar en las aulas no solamente el culto religioso sino, en bastantes ocasiones, enseñanzas morales sobre la mujer o la sexualidad contrarias a los valores constitucionales. El concordato sigue vigente en las mismas ventajosas condiciones. Los colegios concertados-religiosos se benefician de dinero público (y de dinero de las familias, mediante cuotas), cuando éste podría invertirse preferentemente en la escuela pública, la única que realmente integra y cohesiona socialmente. Para unirse al coro celestial, la Consejería de Educación ha emprendido una huida hacia adelante: tras sus escarceos en las modificaciones del curriculum y sus coqueteos con el PIN parental, las órdenes de escolarización y la de Conciertos (ésta en borrador), benefician claramente a las escuelas religiosas en detrimento de la Escuela Pública.

Son malos tiempos en este país para el laicismo, calificado abusivamente por el anterior Papa de ideología beligerante contra la Iglesia. Porque el laicismo, o la laicidad, no consiste sino en la neutralidad del Estado respecto a creencias religiosas y de conciencia que son, necesariamente, de índole particular. Esto presupone la separación Estado-Iglesia, algo que el Concordato cuestiona de facto, al menos en lo que se refiere a nuestro sistema educativo. Y si no, ahí van algunos ejemplos: aulas con crucifijos (recordemos aquí nuestro apoyo a Héctor, el alumno cordobés que lucha para que se retiren los símbolos religiosos de su instituto); centros públicos con nombres de carácter religioso, profesorado de religión pagado por el Estado; numerosos centros educativos concertados (en Granada capital casi el 65% de aulas de primaria y secundaria) con su ideario católico, sus uniformes diferenciadores, su carácter segregador  y su exención del IBI; el ya dimitido delegado de educación de Granada, que ofrendaba públicamente una corona a la virgen de Granada, o las beatas declaraciones públicas de la actual delegada de educación de Málaga ¡Y en la mayoría de estos casos se sufraga dinero público! Porque la neoliberalización consiste principalmente en la privatización del espacio público (justo lo contrario que el laicismo que propugna la comunidad y pluralidad de ese espacio) y en esto, la Iglesia española con sus inconfesadas inmatriculaciones, se comporta como la mayor de las corporaciones.

Por si fuera poco, aquellas personas o colectivos que defienden la pluralidad de la escuela pública, la igualdad entre mujer y hombre, la no discriminación por motivo de raza u orientación sexual, son cada vez más perseguidas.  Por eso, el 9 de diciembre es un día para reivindicar con firmeza la laicidad de la escuela pública y para decir No a sus enemigos. No a las listas negras de centros que educan en la pluralidad y en la tolerancia. No a los ataques contra centros educativos que celebraron el 25N. No al discurso del odio promovido desde cargos políticos que abanderan el machismo, la homofobia y el racismo. No al hostigamiento del profesorado que denuncia esta ideología. No a la complicidad con estos discursos de la Consejería de Educación.  No a unos presupuestos que aumentan la partida de los centros concertados. No a la religión en la escuela.

Por una escuela pública y laica.