El Decreto 153/2017 recientemente aprobado por el gobierno andaluz, por el que se regula el procedimiento para la selección, nombramiento, evaluación, formación y reconocimiento de los directores y las directoras de los centros docentes públicos, llega tarde -tras años de prórrogas en los puestos directivos de más de 1500 centros- y sin ningún cambio sustancial -por lo que abunda en el mismo déficit democrático que los proyectos anteriores-.
En pocas palabras, se trata de un Decreto inaceptable. Mientras la Consejería aspira a controlar la participación en lugar de favorecerla, desde USTEA seguiremos luchando para que en los centros educativos exista un nuevo modelo de organización basado en la participación real de toda la comunidad educativa.
Con este Decreto, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía blinda en su normativa propia aquellos aspectos de la LOMCE que refuerzan el papel autoritario y preponderante del director o la directora. Y lo hace desde la pretensión de importar los fracasados modelos de gestión empresarial a los centros educativos públicos de Andalucía. Ya en su introducción, el Decreto afirma que:
- Los directores y las directoras deben asumir el desarrollo del proyecto educativo mediante el ejercicio de su liderazgo.
- Este liderazgo debe ser resultado de la profesionalización creciente de la función directiva, la cual comporta el desarrollo de habilidades y capacidades específicas, distintas de las docentes.
- El director o directora ha de presentarse como referencia y modelo para la comunidad educativa.
Pero por mucho que este Decreto intensifique y extreme el papel de directores y directoras como representantes de la administración en los centros, no van a cambiar la realidad: el camino para lograr un entorno educativo propicio pasa por una comunidad educativa partícipe del proyecto y de las decisiones adoptadas; y un director, una directora, es ante todo miembro de su comunidad educativa, a la cual se debe y con la cual se compromete.
¿Qué proponemos desde USTEA?
- Poner en marcha procesos de elección, no de selección, con participación de toda la comunidad educativa.
- Profundizar en el papel del equipo directivo, por encima de la figura personal del director o directora.
- Incluir en los proyectos de dirección el compromiso del equipo directivo con las necesidades reales del centro: instalaciones, plantillas, etc.
- Desarrollar la cooperación y la colaboración en los centros, dejando de lado el concepto de liderazgo educativo.
- Garantizar la participación de todos los sectores de la comunidad educativa en las comisiones de selección.
- Hacer públicos los criterios para elegir a los y las representantes de la administración en las comisiones de selección.
- Modificar el modelo de formación y revisar los contenidos de los cursos.
- Atender la demanda en los cursos de formación y actualización, tanto en número de plazas como en su periodicidad.