El retraso en el abono de las ayudas provoca que muchos estudiantes se ahoguen en préstamos. El opaco sistema no les permite calcular cuánto les corresponde
Cuando a José Antonio Pastor (23 años) le llegue, por fin, la beca de este año, tendrá que dedicarla a pagar el préstamo que tuvo que pedir al banco para costearse el segundo año de carrera de Educación Social. Le concedieron 1.800 euros, con el aval de sus padres. Sin préstamo no podía estudiar. “¿Cómo vas a empezar una carrera sin dinero? La gente que no lo tenemos no podemos permitirnos esperar a que nos den la beca después de empezar el curso”, se queja. “Pensé que, con suerte, me llegaría en enero, como el año pasado, que ya son cuatro meses después de empezar”, cuenta, pero se encontró, como miles de estudiantes, en una espera que se fue alargando más meses de lo previsto: todavía, y ya es abril, no ha recibido el total de la ayuda.
Accede al artículo de ELPAIS completo