La meta 8, que busca “construir y adecuar instalaciones escolares que respondan a las necesidades de los niños y las personas discapacitadas y tengan en cuenta las cuestiones de género, y que ofrezcan entornos de aprendizaje seguros, no violentos, inclusivos y eficaces para todos”.
Esta meta busca lograr escuelas centradas en los niños y niñas, que fomenten la participación democrática y promuevan la inclusión. No obstante, es un gran reto que pasa por conseguir infraestructuras adecuadas y ambientes inclusivos que aseguren un aprendizaje eficaz a todos los niños y niñas. Los espacios de aprendizaje deberían ser accesibles para todos, tener una ratio de alumnos razonable y disponer de instalaciones de saneamiento apropiadas para niños y niñas. A pesar de que el porcentaje medio de escuelas primarias con instalaciones de saneamiento adecuadas ha subido del 59% en 2008 al 68% en 2012 en 126 países en desarrollo, solo una de cada dos escuelas cumple este estándar en 52 de los países menos desarrollados.
En todo el mundo, hay entre 893 y 150 millones de niños y niñas con discapacidad. Las barreras físicas, culturales, políticas e institucionales impiden en muchos casos la protección y participación efectiva de los niños y niñas con discapacidad en la sociedad. Los niños y niñas con discapacidad se enfrentan a mayores niveles de pobreza, exclusión y discriminación.
Los niños y niñas con discapacidad tienen 10 veces menos probabilidades de ir al colegio que los niños y niñas que no tienen discapacidad. Incluso cuando van a la escuela, la falta de instalaciones adecuadas y entornos de aprendizaje inclusivos hacen que sus niveles educativos estén por debajo del de sus compañeros y compañeras, alimentado por una falta de entendimiento en las comunidades y el personal educativo de las necesidades especiales de los niños y niñas con discapacidad.
Kapri, de Sierra Leona, tiene 11 años, sufrió poliomielitis y tiene una discapacidad física. Va a un colegio accesible e inclusivo apoyado por Plan International en su comunidad y cuenta que le gustaría seguir estudiando y llegar a ser presidente de su país, para construir casas y colegios accesibles para todos.
Organizaciones como Plan International, comprometida con la Semana de Acción Mundial por la Educación, trabajan para asegurar que todos los niños y niñas completan una educación inclusiva y de calidad sin discriminación o exclusión. En los últimos cinco años, el programa de educación inclusiva de la organización ha apoyado a niños y niñas con discapacidad en 40 países.
Las niñas se enfrentan a mayor exclusión y discriminación en la educación debido a su género y edad. Garantizar la seguridad de las niñas y las mujeres en los ambientes de aprendizaje es fundamental para que continúen su educación. Se estima que 246 millones de niños y niñas sufren abusos y violencia en el entorno escolar cada año, algo que las niñas sufren en mayor medida.
En muchas ocasiones, las escuelas no son lugares seguros para las niñas: la ausencia de instalaciones de saneamiento separadas para niños y niñas, la falta de conocimiento sobre higiene menstrual y la violencia de género en el entorno escolar hacen que las niñas tengan más probabilidades de abandonar su educación al llegar a la pubertad. En dos tercios de los países en los que hay disparidad de género en educación secundaria, son las niñas las que salen perdiendo.
Para Plan International, que trabaja por la igualdad a través del movimiento Por Ser Niña, conseguir la eliminación de la violencia de género en el entorno escolar tiene mucho que ver con la educación y el empoderamiento de las niñas, pero también con el cambio de ideas y actitudes de los niños y hombres. Los esfuerzos en el plano educativo deben ir acompañados de políticas y leyes promovidas por los gobiernos y la sensibilización y concienciación de las comunidades.
En la Semana Mundial por la Educación, las organizaciones que formamos parte de la CME recordamos que es necesario que pidamos la palabra por la educación y exijamos a nuestros representantes políticos y Gobiernos garantizar la construcción y adecuación de instalaciones escolares que ofrezcan entornos de aprendizaje seguros, no violentos, inclusivos y eficaces para todos y todas. El objetivo de lograr una educación inclusiva y de calidad para todos se basa en la firme convicción de que la educación es uno de los motores más poderosos y probados para garantizar el desarrollo sostenible.