La injusticia en el reparto de la riqueza, los bajos salarios y pensiones, la precariedad, la desregulación de las condiciones laborales, la desvaloración de la negociación colectiva y la falta del respeto a los derechos laborales de las trabajadoras y trabajadores configuran un escenario en el que la desigualdad, la pobreza y la exclusión social se cronifican. Las colas del hambre son un lastre para millones de personas. Millones de personas con pensiones que no superan los 600 euros, parados sin empleo y prestaciones de miseria, jóvenes precarios con salarios que no dan para vivir dignamente. Esta es la realidad.
Mientras, los beneficios de las grandes empresas y la banca privada han seguido creciendo y muchos de ellos siguen abandonando el país para terminar en paraísos fiscales. Ante las políticas neoliberales desarrolladas por los gobiernos durante años que hacen de la explotación, las desigualdades y el empobrecimiento de las trabajadoras y trabajadores y del país su prioridad, la resistencia, la lucha y la reivindicación desde los centros de trabajo y las calles, son indispensables para encontrar respuestas a los problemas concretos y romper así con las políticas neoliberales.
Para la Confederación Intersindical, el aumento del salario mínimo, de las pensiones mínimas y de la renta básica es unimperativodejusticiasocial,de mejor distribución de la riqueza y un factor de dignificación del trabajo y de las condiciones de vida de importantes sectores de la población que viven en situaciones de pobreza y exclusión social.
Conseguir pensiones mínimas, salario mínimo y renta básica de 1.080 € es posible con voluntad política de cualquier gobierno progresista. Así pues, los medios económicos deben estar al servicio de la mayoría de la población. Por ello, proponemos que se disminuyan drásticamente los 20.000 millones de euros en gastos militares innecesarios, que se corte las donaciones de 11.000 millones anuales a las Iglesia Católica, que se paren las ayudas públicas a grandes empresas, multinacionales y bancos que permiten socializar las pérdidas mientras se privatizan las ganancias. Y es fundamental YA que se realice una reforma fiscal donde fortunas, grandes empresas y bancos, coticen al 49 % como en la mayoría de países de Europa. Dinero hay, solo falta voluntad política para una redistribución justa de lariqueza.
Es necesario, urgente y posible el aumento del salario mínimo, de las pensiones mínimas y de la renta básica hasta los 1.080 € para combatir así el empobrecimiento y la explotación, que jóvenes y mujeres precarizadas tengan una vida digna y con derechos, mejorar, en general, las condiciones de vida de la clase trabajadora, pensionistas y sectores populares, así como reforzar los Servicios Públicos para elevar la calidad de los mismos.
Porque es posible y es necesario desde la Confederación Intersindical exigimos que se aumente el salario mínimo, las pensiones mínimas y la renta básica a 1.080 €.
Secretariado de la Confederación Intersindical