Prensa: La Junta plantea un grado propio para profesores de Secundaria

12 - diciembre - 2016 Prensa

TERESA LÓPEZ PAVÓN  @tlpavon | Sevilla elmundo.es


El nuevo plan contra el fracaso escolar incluye cambios en la formación de los docentes, a los que demandará una actualización permanente.

La Consejería de Educación se fija como objetivo reducir el abandono temprano al 15 por 100 en 2020.

El plan de la Junta plantea también exigir a los directores de los centros una formación específica y la obligación de rendir cuentas ante la comunidad educativa de los resultados obtenidos, pero también una mayor autonomía para nombrar a sus equipos, incluso con personal que no tenga su plaza en el centro.

La Consejería de Educación propondrá a las universidades andaluzas una batería de medidas para mejorar la formación de los maestros y profesores, dentro del plan contra el fracaso escolar dado a conocer ayer por la Junta y en el que se abordan algunos cambios sustanciales en la organización y funcionamiento de los centros. Y entre las medidas planteadas se encuentra la creación de un Grado universitario de Profesorado de Secundaria, lo que constituye una novedad en el modelo formativo de los docentes.

La propuesta, que apenas aparece esbozada en la documentación facilitada por la Consejería de Educación, supondría un cambio sustancial en el actual programa formativo de los docentes de la Educación Secundaria, a los que actualmente se les exige una titulación universitaria vinculada a la especialidad que van a impartir y un máster de un año enfocado a la formación didáctica y pedagógica, el conocido como MAES.

De salir adelante la propuesta que la Consejería presentará a las universidades, el modelo de formación de los futuros docentes de Secundaria daría un giro radical, pues la enseñanza se enfocaría hacia la carrera docente desde los primeros pasos del estudiante en la Universidad. Ese nuevo grado de Profesorado de Educación Secundaria se diseñaría «con varias especialidades por áreas o materias», según se aclara en el denominado ‘Plan de éxito educativo 2016-2020’.

También se quiere intervenir en los contenidos de los grados universitarios que ya existen, adaptando sus planes de estudio «a las nuevas metas educativas exigidas en los centros». Para ello, se pedirá a las universidades que incrementen el número de créditos relacionados con la docencia, tanto en los títulos de grado como en los de máster; que aumenten también el número de horas de prácticas y se exija la realización de las mismas en «centros innovadores».

La Junta pretende además elaborar un catálogo de centros educativos que hayan acreditado «buenas prácticas» para que reciban a los profesores en formación. Además, prolongará «la tutorización» del profesorado novel durante los primeros años de ejercicio profesional.

No es la única novedad que afecta a la formación de los docentes, en la que los expertos parecen haber detectado una de las lagunas del actual sistema educativo. Así, la Consejería de Educación sugiere que la formación del docente debe ser continua y, aunque no dice que la actualización vaya a ser obligatoria, sí anuncia la creación de una plataforma en la que se definirán las ‘competencias’ que deben tener los profesores y que proporcionará a cada docente en particular «un plan de desarrollo profesional adecuado a sus necesidades de mejora».

El plan de la Junta plantea también exigir a los directores de los centros una formación específica y la obligación de rendir cuentas ante la comunidad educativa de los resultados obtenidos, pero también una mayor autonomía para nombrar a sus equipos, incluso con personal que no tenga su plaza en el centro.

Para fijar las plantillas en los centros y aumentar su grado de compromiso con el mismo, el plan sugiere igualmente que se tenga en cuenta la cercanía al domicilio del docente a la hora de asignarle un destino, lo cual también significaría una pequeña ‘revolución’ en la distribución de las plazas.

La consejera de Educación, Adelaida de la Calle, se fijó como objetivo la reducción del abandono escolar temprano al 15 por ciento en 2020. Esa tasa, que mide el porcentaje de jóvenes de entre 18 y 24 años que carecen de titulación de FP o Bachillerato, se sitúa actualmente en Andalucía en el 24,9 por 100, casi cinco puntos por encima de la media española.