Pulsar en Leer Más para ver la entrevista completa
Redacta Carolina Ferrer
En aras de acercaros al lado más personal de las gentes que trabajamos en USTEA, os presentamos una serie de entrevistas que queremos que reflejen otra cara, más humana, de las/os responsables sindicales.
Tengo entendido que tú eres la responsable de Secundaria. ¿Cómo una profesora de Filosofía termina dedicando todo su tiempo a una organización como USTEA?
He de decir que, inicialmente –hace ya unos cuantos años-, yo no conocía este sindicato. Pero cuando llegué al Instituto en el que tengo mi plaza conocí a varios compañeros que nunca se callaban ante los problemas que se planteaban en el centro, que criticaban y denunciaban cuantas anomalías e irregularidades se produjeran en él, que reclamaban que se escuchara al profesorado y que proponían medidas para resolver la difícil situación por la que en aquel momento atravesábamos en el centro. Eso hizo que se fuese creando en el instituto un grupo cada vez más grande de profesores y profesoras que nos sumamos a esa labor y que nos fuimos implicando en ella tanto en el Claustro como en el Consejo Escolar consiguiendo que, poco a poco, se fueran resolviendo algunos de los problemas que afectaban al centro.
Fue tras ese contacto, no sólo laboral sino también personal, cuando supe que eran del sindicato USTEA y cuando me di cuenta de que éste no era un sindicato como los demás, ante todo por el trabajo que realizan las personas que lo forman. Por eso pensé que tal vez yo también podría echar una mano, pasando de explicar al alumnado lo que es el carácter crítico y transformador de la Filosofía para intentar llevarlo a la práctica en la parcela de la acción sindical.
Lourdes, tú estás en la sede de USTEA Almería, ¿quiénes trabajáis allí y qué funciones desempeñáis?
En lo que respecta a la actividad sindical, este tampoco es un sindicato al uso, ya que esta no podría realizarse y llegar adecuadamente a nuestra afiliación y, en general, al profesorado, si no fuese por la implicación y colaboración de un buen número de personas que, además de las dos liberadas a tiempo total que estamos en la sede, dedican también el tiempo que les queda fuera de su actividad docente a las tareas sindicales.
Por eso, si bien existe una división de “funciones” para la organización del variado y complejo trabajo en la sede –Carmen Mary se dedica a los temas relacionados con Maestros/as, educación de personas adultas, interinos/as y parados/as; y yo a Secundaria, FP y EREs, servicios jurídicos y prensa- también es cierto que esa división no es real y ambas nos dedicamos un poco a todo. Porque la actividad, muy intensa habitualmente, no se puede paralizar porque una de nosotras caiga enferma, por ejemplo.
Pero el trabajo en el sindicato no se limita sólo a la gestión y resolución de las problemáticas que nos llegan desde los Centros o individualmente. Consideramos muy importante el contacto directo con nuestra afiliación en sus centros de trabajo, ya que es el único modo de conocer de primera mano tanto su opinión como lo que ocurre en su lugar de trabajo. Por eso es muy valiosa la labor que realizan los liberados y liberadas “de miércoles”, 9 personas con horas de liberación en ese día, que realizan las visitas sindicales, 5 de las cuales forman parte, además, de la Junta de Personal.
Es ese estrecho contacto con la afiliación el que hace posible que podamos contar con algunos/as de ellos/as en los momentos en que se les necesita: las campañas –como por ejemplo contra el plan de calidad o las movilizaciones contra el ROC- no hubieran tenido el éxito que tuvieron si no hubiese sido por la implicación de afiliados y afiliadas que dedicaron parte de su tiempo a repartir propaganda, elaborar documentos, informar a la afiliación, al más tedioso de preparar los envíos postales, etc.
Del mismo modo, la organización interna del sector de enseñanza en Almería tampoco sería posible sin esa colaboración, con la que también contamos para tener atendida la sede durante las tardes y durante todo el verano.
Se trata, en resumen, de un trabajo e implicación de un buen número de personas, muchas de ellas sin horas de liberación sindical, sin cuya ayuda y colaboración con su sindicato, tanto en la toma de decisiones y puesta en práctica de éstas como en el trabajo cotidiano, no podríamos llevar a cabo la actividad sindical que realizamos.
A lo largo de esta serie de entrevistas estamos descubriendo lo mucho que aportáis vosotras y vosotros; sin embargo, hoy quiero invertir la pregunta ¿Qué es lo que te aporta a ti USTEA para que merezca la pena tanta dedicación y tanto esfuerzo?
Esta es una pregunta que, sinceramente, yo también me he hecho a veces, pues a esta labor se le pueden echar tantas horas y tanto trabajo como se quiera –o se pueda- y, como en tantas otras, es difícil conciliar la vida laboral y la familiar.
Partiendo de que el trabajo no nos debe asustar para estar en esto, tengo que decir que en USTEA Almería, como ya he indicado anteriormente, participa un grupo de personas que echan una mano cuando hace falta y que asumen las tareas que se les encarguen, pues todos y todas sabemos que con la sola labor de las dos liberadas a tiempo total sería imposible atender adecuadamente a la afiliación sin perder la estabilidad mental en el intento.
Pero, además, cuando alguna de las personas que ha recurrido al sindicato para plantear su problema te da las gracias por la gestión realizada, al margen de que hayas conseguido resolverla satisfactoriamente o no, está dando también, sin saberlo, ánimos para seguir adelante, aún sabiendo que en eso consiste nuestro trabajo y que tenemos que hacerlo bien.
Por eso aquí seguimos, en parte como un reto personal, al menos hasta el momento en que en Almería haya una cierta estabilidad en cuanto a las personas liberadas.
Como insinuabas, en un trabajo como este hay que robarle tiempo al reloj, y nos consta que tú lo haces a cuenta de interesantes aficiones que tienen que ver con el mundo del arte. Háblanos de ello, por favor, y dinos ¿pesa mucho tener que renunciar o por lo menos relegar?
Efectivamente, el tiempo no nos sobra y por eso hay que fijar prioridades. Eso ha hecho que tenga arrinconados el caballete, la paleta y los pinceles, esperando la ocasión propicia para pintar, más mal que bien, lo que se tercie. Pero siempre hay una familia a la que atender, una reunión a la que asistir o un documento que terminar. En cualquier caso, dado que mis pretensiones no son ser una Frida Kahlo de nuestros tiempos, en algún momento volveré a ir al estudio de pintura en el que, además de aprender, desconectaba y me relajaba durante un par de horas.
Entretanto, me conformo con otra de mis aficiones, la música clásica, que sí puedo escuchar mientras trabajo o camino, además de asistir, siempre que puedo, a algún que otro concierto.
Desde aquí le damos las gracias a Lourdes por el tiempo y la atención que nos ha dedicado.